Marta.
Por cosas de la vida, pasamos de no querer tener hijos a ser papás dos veces en menos de 6 meses. Mi hija mayor es fruto de la experiencia más maravillosa de mi vida: la adopción; y la llegada de su hermanita hizo necesario un reajuste familiar muy grande para que ninguna de las dos se sintiera desatendida. De entre todos los problemas que surgieron, uno fue la manera de desplazarme con las dos niñas. Mi hija mayor sólo tenía 20 meses, y no estaba preparada para dejar el carro, así que empecé a buscar alternativas para llevar a un bebé recién nacido.
Conocía las mochilas comerciales, pero no me hacían gracia, siempre me han dado una sensación de vértigo, de que el niño va muy expuesto, y un día vi una foto de un bebé en una Manduca y supe que eso era lo que yo necesitaba.
Nunca pensamos en utilizar la mochila con mi hija mayor, ya que ella no toleraba bien el contacto físico. Como mucho, permitía que la cogiésemos en brazos para llevarla de una habitación a otra, pero el contacto prolongado, los abrazos o cualquier otra muestra de afecto de este tipo terminaban en una explosión de lloros, rabia y angustia.
Pasaban los días, mi bebé no nacía, y la Manduca nos miraba con pena desde dentro de su bolsa, así que nos armamos de valor, y decidimos probarla con nuestra hija. Durante 30 segundos se produjo el ataque de histeria que esperábamos, y después… ¡el milagro! Mi niña empezó a relajarse, a mirar el mundo desde la espalda de su padre ¡¡y a cantar!! No creo que nadie pueda entender cómo nos sentimos.
Decidimos que la mochila sería para ella, y compramos otros portabebés: bandolera, pouch, mei tai, fular… y unos más que otros, pero todos le gustaron.
De esto hace muy poco tiempo, pero creo que los portabebés han sido decisivos para el cambio que ha experimentado. De alguna manera, le han ayudado a reconciliarse con el afecto. Ahora puedo abrazarla, acunarla, besarla… y lo mejor es que ella es la que me pide besos o que la coja en brazos. Ojalá hubiese oído hablar antes de los portabebés, cuánto habría cambiado nuestro viaje a China con una simple bandolera…
Ahora seguimos con el mismo problema, cómo voy a llevar a dos niñas a la vez en portabebés, pero sinceramente, ya no me importa lo mas mínimo.
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